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El valor de los vinos I.

Estamos  asistiendo de un tiempo a esta parte a numerosas empresas y, no sé si llamarlos profesionales u otra cosa, que incitan a posibles clientes para que inviertan en vino de lujo o como le llaman algunos “vinos unicornios”, según dicen, son vinos que, gracias a alguna peculiaridad o «anomalía», se transforman instantáneamente en objetos de culto.

¿Culto? O más bien especulativos, yo creo más en este último adjetivo que en eso de vinos de culto, de culto, ¿para quién?, ¿para unos individuos que solo piensan en ganar dinero con la compra y posterior venta?, quien quiera entender el vino de esa manera que no llamen bodegas elaboradoras allí donde lo compran, que lo llamen minas de piedras preciosas, suponemos que preciosas, porque en un porcentaje muy alto de veces no los probará nadie o quizás alguno del cual tendremos que fiarnos en lo bueno y en lo malo.

Que estupidez más grande esto de los vinos de lujo, unicornio, especulativos o llámalos como quieras, el vino se hace para que la gente lo beba, disfrute, celebre con él un acontecimiento, no para que cuatro individuos lo compren a 10 para venderlo a 20 y así sucesivamente. Una cosa es que recuperes una botella intacta de casa de un señor anónimo que su abuelo la compro en el siglo XVIII a tal bodega y está inmaculada, que tenga un precio por antigüedad y estado me puede parecer legítimo, pero que botellas de la próxima vendimia estén en precios de coche de alta gama es ridículo.

El justiprecio dentro del vino debiera de ser ley, no es justo que elaboradores maravillosos, les cueste vender su magnífico vino o lo tengan que malvender a precios por debajo del costo, cuando “elaboradores” nobel con padrino, vende sus botellas por encima de los 120 €, y, ¿realmente  lo valen?, estamos de acuerdo en que las cosas valen lo que se paga por ellas, pero en la gran oferta de vinos a nivel mundial, no debiera de ser así. Entonces me preguntarán ¿y cómo?, pues la verdad no tengo una respuesta definitiva, pero indaguen, infórmense, lean y déjense asesorar por pequeñas vinotecas, es la única forma.

Las sociedades capitalistas creen por encima de todo en el negocio, todo vale, o casi todo, para lograr el éxito y poder disfrutar de los placeres que da el dinero. Decía un amigo mío, futbolista profesional, que hay que estar en el mercado de la mano de agentes relacionados para que te fichen una y otra vez aunque seas un paquete, pues eso pasa un poco con el vino, hay que estar en los medios, puntuado por los gurús, con medallas de uno u otro color, en los bares de moda y restaurantes michelín. En definitiva, moverte o morir, aunque conozco mucha gente que se mueve por todos lados y saca para sobrevivir y algunos ni para eso, triste desenlace, pero la vida no perdona y la suerte también influye más a unos que a otros.

Volviendo al principio del artículo, si quieren invertir en vino de lujo, me parece bien, pero hables de los que quieren invertir en vino para beber, compartir y disfrutar del momento, porque la satisfacción de ganar dinero es la misma con el vino, que con cualquier otra cosa, véase piso, terreno, joyas, o la bolsa, pero el placer de abrir una botella y que brindemos con ella, como decía la canción, no tiene parangón con lo anterior.

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